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#LaTribuna | Estiaje

Este ha sido el verano menos baloncestístico de nuestras vidas. Con el Mundial de China aplazado al año que viene, con una Copa Intercontinental tocada y hundida (cuando la cordura sale por la puerta la improvisación entra por las ventanas) y con la plantilla de Laso cerrada desde los primeros calores, los madridistas hemos pasado la canícula surfeando sobre la galbana.

En el fútbol, el ambiente ha estado más animado: Lopetegui, Rubiales, Courtois, el 9. Y, sobre todo, el adiós de Cristiano Ronaldo. El hueco dejado por el astro portugués lo ha llenado la prensa deportiva con una de esas palabras-mantra tan del gusto de la época: ilusión. Yo les traduzco: “Ustedes despilfarren el dinero, que yo acapararé portadas.” Cuatro Copas de Europa en cinco años se ve que son insuficientes para que el hincha no caiga en el pesimismo. Máxime cuando la plantilla no se ha cuarteado y algunos jugadores desde los primeros partidos agosteños han aceptado el reto de suplir las fantásticas prestaciones de Cristiano. Ahí están el juego y los números de Asensio, Benzema y Bale. Por suerte, los dirigentes del club montaron una moción de censura contra los aprovechateguis de los grandes clubes europeos, que quería pescar en la presunta desesperación blanca, y en un acto de cordura han vuelto a llamar a Mariano.

Así están las cosas cuando el Madrid de baloncesto se presenta en Burgos. También ha perdido a su estrella, Luka Doncic, pero la menor trompetería mediática alrededor de la sección hará que el vacío se llene de forma más natural. El esloveno Prepelic viene a reforzar el perímetro, pero más para darle descanso a Carroll que para sustituir a su compatriota. Las facultades de los deportistas dominadores son imposibles de clonar. Los delanteros del Madrid han trenzado una red solidaria con que coser las suturas que ha dejado la marcha de Cristiano. El juego de equipo es santo y seña de los hombres de Laso. Pero atención a Facundo Campazzo, con más minutos e incidencia en el juego, y a Gabriel Deck, puntos e intensidad para el puesto de alero. Dos jugadores con su punto de argentinidad, cancheros, para cuando haya que remar contra el viento.

Hubiera sido bonito que la primera competición de la temporada hubiera sido la Copa Intercontinental. No me digan ustedes que un Real Madrid – San Lorenzo de Almagro, no tiene sabor. El Campeón de Europa y el Campeón de la Liga de las Américas a doble partido, con un océano por cruzar. Pero la FIBA no quiere que Deck se enfrente al equipo al que ayudó a ganar la más prestigiosa competición iberoamericana de baloncesto. Fue MVP de la final ante el Mogi das Cruzes  brasileño con 19,6 puntos, 6,1 rebotes y 22,9 de valoración en el torneo. Nos tenemos que conformar con ver al equipo en Burgos. El viaje no tiene la épica de cabalgar los alisios, pero por lo menos está cerca y ya hará fresquito.

 

Imagen: Realmadrid.com

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