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Los nombres de la Euroleague | Vangelis Mantzaris, en hibernación.

Cuando todos nos referimos al Olympiacos pensamos en dos cosas. La primera es en Spanoulis metiendo ese tiro decisivo en algún momento clave del partido, eliminatoria o torneo. La segunda es que para el equipo de El Pireo siempre existirá ese momento clave. Pueden ir perdiendo de treinta puntos un partido, dos a cero una eliminatoria o enfrentarse al mejor equipo de la competición que dará igual: ellos tendrán SU MOMENTO. Sí, así en mayúsculas, porque Olympiacos jamás muere y a ello nos ha acostumbrado entre otros el protagonista de esta pieza: Mantzaris.

Evangelos Mantzaris (Atenas, 1990) es aún joven. Es el típico jugador de Euroleague que da la sensación de que lleva en la competición ochenta años. Aquél jugador que cuando salta a la cancha tu vecino de abono, ese que ha llegado al Wizink Center directo de “Los Torreznos”, dice “madre mía, ¡pero si este tiene que tener ya 40 años lo mínimo!”.

Sloukas y Mantzaris fueron la Guardia Real de Spanoulis. Euroleague.net

Pues no, Mantzaris tendrá 28 años hasta el 16 de Abril, año en el que está afrontando una de sus peores temporadas desde que llegó, vio y triunfó con los franjirrojos. Porque “Vangelis” llegó el año en el que Oly se hizo prácticamente inmortal para la historia de la Euroleague: de la remontada mítica ante CSKA en 2012 a la no menos apabullante que le hicieron al Real Madrid en la final del año siguiente, si bien es cierto que ésta se la perdió por lesión.

Detrás de Spanoulis y Sloukas, Mantzaris se formó como un auténtico jugador de equipo de esos que son capaces de aportar en muchas cosas pero realmente no destacar en nada concreto. Team player total y además con un toque de ADN del conjunto griego: de los que gritan y la gente grita, meten un triple y es en el momento adecuado. Mantzaris era un escudero que podía asistir, anotar desde fuera, meter un extra de presión defensiva y su mayor característica, un instinto reboteador sobresaliente para un escolta. El entramado que formaba Olympiacos era, para las batallas finales, imposible de traspasar.

Mantzaris coge un rebote ante Alberto Díaz. Euroleague.net

Pero algo está pasando este año. Probablemente el peor desde que está en Olympiacos y ya no por números sino por sensaciones. Con la marcha de Sloukas, su carácter -que no, obviamente, su talento- fue traspasado a Vangelis. Con Spanoulis jugando menos minutos -dile a tu vecino de abono que éste sí que tiene mil años- y de mayor calidad, así como Strelnieks siendo el líder en la dirección que debía ser para David Blatt, Mantzaris se antojaba como un buen pegamento.

Jugador que debería seguir siendo defensa, anotador puntual, desahogo y rebote más allá de Printezis y un soberbio Nikola Milutinov (hoy baja por lesión).

No nos engañemos. A Mantzaris la estadística nunca le ha tratado muy bien, como le pasa a este tipo de jugadores. Si bien desde 2015 ha perdido un peso importante en la suma de la misma donde han caído también sus porcentajes, ahora estamos hablando del peso dentro de la plantilla.

Con Strelnieks, base más alto y tirador, así como con Spanoulis acompañando en momentos importantes del partido a Blatt lo que le está gustando es situar mayor velocidad en pista de la mano del todoterreno Nigel Williams-Goss. Jugador rápido, físico y que contra el Madrid en la primera vuelta ya sumó 23 puntos, 4 asistencias y 6 rebotes, un cachondo que tiene como banner de Twitter una foto con el logotipo de una de las pollerías más famosas de Estados Unidos, Roscoe’s. Algún día hablaremos por aquí también de él, porque merece la pena.

Mantzaris y James se engancharon en el Milán-Oly de este año. Eurohoops.net

Pues con esta disposición, claro, a Mantzaris no le está quedando espacio. Y sus minutos en pista sin estar especializado en nada concreto se convierten en bastante impersonales, siendo alguien con un físico al que le cuesta entrar en partidos en los que jugará diez minutos. Un cambio de tercio difícil de encajar para alguien que tuvo casi un pie y medio dentro de la NBA, pero que decidió que en El Pireo lo tenía todo.

Muchos fans piden su marcha -como siempre suele pasar- y más después de la controvertida partida de Papapetrou. Pero a servidor, dentro de su mala temporada, lo que le da la sensación en un jugador como Mantzaris es que está hibernando, esperando el momento adecuado para cuando Olympiacos lo necesite. Como parece que lleva pasando una eternidad.

 

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