Pues bien, llegó el momento. Se veía venir. Se ha tratado de estudiar al máximo estos últimos días y se ha igualado la racha más victoriosa en esta liga regular: seis triunfos seguidos. Cuando más apretaba el calor, este irregular Real Madrid consiguió completar los trabajos de fin de curso a tiempo. Es cierto que no eran proyectos complicados, salvo París, y sólo se sufrió con los galos y serbios. En Belgrado el gancho milagroso de Edy nos salvó contra Partizan y nos mantuvo agarrados a los puestos de playoff y playin.
Pero cuando dejas todo para el final, muchas veces no depende de ti mismo, y toca esperar que los resultados ajenos favorezcan. Y no fue así. O sí. El Madrid quedó séptimo, obligado a jugar la repesca. El rival era París, al que nos había costado ganar dos semanas atrás, también en casa. De ganar, nos haría jugarnos el acceso a la Final Four con Fenerbahçe. Visto lo visto, no era mal rival, pues evitábamos los dos cocos griegos. Esos temas que, a priori, no llevábamos preparados al examen y mucho menos a cinco partidos.
El álgebra de los polinomios y la física de gravitación siempre se nos habían atragantado y no nos habíamos mirado esos temas durante todo el curso. Bingo, al final a descomponer polinomios según Bartzokas, con toda la clase pegando gritos tratando de desconcentrarnos a la mínima que hagamos algo bien. Es lo que tiene no haber hecho los deberes durante todo el curso y caer abajo en la clasificación.
El cruce de cuartos de Euroliga se antoja muy complicado por todo lo visto este año. Por plantilla e historia, estamos hablando de un choque mayúsculo. Por lo demostrado hasta ahora, podemos estar hablando de una hecatombe blanca. La afición madridista se agarra a la milagrosa clasificación de 2023 contra Partizan, cuando todo estaba perdido. A pesar de lo similar que pueda parecer, la situación era bien distinta. Me explico:
El Real Madrid de 2023 acabó tercero en liga regular a una victoria del primero. Eso ya indica que durante el curso se alcanzó cierto nivel de juego y una solidez que no se ha logrado este año. El equipo de 2025 ha acabado octavo y no ha mostrado la consistencia que se le presupone en toda la temporada. El bagaje de resultados con los cuatro cabezas de serie es de 6 derrotas y 2 victorias, ambas en casa. Ninguna de ellas contra Olympiacos.
El Real Madrid de 2023 jugaba de memoria. Fue un año de transición de Laso a Mateo con el motor y corazón del equipo intacto. Es más, causaron baja (con honores) unos residuales Thompkins y Randolph y llegó sangre nueva y de calidad como Musa y Hezonja. ¡Ah! y la vuelta de Sergio Rodríguez, que no es poco. Las numerosas lesiones mermaron al equipo blanco, pero le valió para dar la vuelta a una eliminatoria perdida y para conquistar la Euroliga más sorprendente de la historia blanca reciente. El equipo de 2025, por el contrario, ha perdido ese núcleo campeón en forma de retiradas y salidas de jugadores y, en fichajes, se ha apostado por el rojo y lleva saliendo negro casi todo el año.
El rival de 2023 era un Partizan con un Punter en plan estelar, que nos amargó los dos primeros partidos. Es cierto que, tras la pelea, su ausencia en los dos encuentros de Belgrado pudo pesar en los serbios, pero el Real fue capaz de sobreponerse a un ambiente hostil y a una nueva lesión en un jugador clave: Gaby Deck. Lo más increíble de todo, fue levantar el quinto partido tras el descanso, cuando todo parecía perdido.
El rival de 2025 es un Olympiacos que ha quedado primero en la fase regular de la Euroliga. Ha dominado la competición durante casi toda la temporada y tiene un equipo plagado de estrellas que lo demuestran día tras día. En los dos partidos jugados con ellos, ni les hemos hecho cosquillas ni hemos estado cerca de ganarles. Toca demostrar lo contrario.

Tras un curso entero procrastinando con los estudios y yendo con el gancho a los exámenes finales, nos encontramos sentados en el aula, con la hoja en blanco, el cronómetro corriendo y la fatídica premonición en forma de tema a desarrollar se ha cumplido:
TEMA EXAMEN FINAL
Desarrolle, en una sola cara, la descomposición del polinomio helénico de grado tres en cinco pasos, según el método de Bartzokas. Recuerde que el uso de métodos alternativos como la Zona ChusMa, los versículos de San Mateo o la matriz de autovalores de Campazzo, Tavares o Musa, sólo se permitirán si el resultado final es exactamente igual al del método propuesto. No está autorizado el uso de calculadora científica ni recurrir al temario básico para las transformaciones helénicas. Sólo se podrá utilizar el corolario cítrico de Llull en uno sólo de los cinco posibles pasos.
Pues eso, suerte. Pues si se reparte justicia, no tengo claro que me guste la nota final.
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