Volvió a caer el Real Madrid en errores pasados, como fueron las pérdidas de balón y los rebotes ofensivos concedidos. Pese a estos lunares, el equipo logró presentar batalla y estuvo en la pelea hasta el último minuto.
El primer cuarto no pudo empezar mejor, con los blancos demostrando el carácter y la intensidad que les faltó el miércoles pasado. Estos esfuerzos, tanto defensivos como ofensivos, se vieron recompensados en una ventaja de 10 puntos al finalizar el cuarto.
Ya en el segundo, el equipo local ajustó y consiguió hacer menguar la diferencia poco a poco, de la mano de Vezenkov y Saban Lee. La defensa blanca era castigada con asiduidad con faltas personales, haciendo que, al descanso, 8 jugadores blancos contasen ya con dos o más faltas personales en su haber. Nos fuimos a los vestuarios con tablas, todo por decidirse en la segunda parte.
Tras el paso por vestuarios, los blancos volvieron a la dinámica del inicio de partido, jugando serios y ordenados, lo que hacía que consiguiesen cortas pero valiosas ventajas en el marcador. Fournier cogió el testigo del astro búlgaro, y forzó 3 faltas personales que mantenían al cuadro griego al acecho. Pero Vezenkov es mucho Vezenkov, y cerraba el cuarto con protagonismo para poner por delante a los suyos.
El último cuarto fue un monólogo heleno, hasta que, a falta de 3 minutos, Chus Mateo ordenó una zona a la desesperada. Feliz, que estuvo enorme en defensa (6 robos) parecía defender por 3, y en ataque, Hezonja anotaba canasta tras canasta.
Pero Bartzokas, al ver las orejas al lobo, ajustó, y con +3 en el marcador sacó a Peters. ¿El resultado? Triple del americano, que asestaba un golpe casi mortal a los blancos. Ahora dos partidos en Madrid, habrá que dar más de si para volver a Grecia, los jugadores tienen el potencial para ello.
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