El Real Madrid afrontaba el choque doméstico con la tranquilidad de tener el liderato ACB prácticamente asegurado y pensando en la segunda semana de su eliminatoria europea, lo que propició un partido a medio gas por parte del conjunto blanco, que aprovechó un Basket Girona para dar guerra hasta el final del partido.
Comenzó el choque con rotaciones en el quinteto titular blanco, mientras Ibaka y Llull se quedaban en Madrid, Bruno Fernando (que tiene que aprovechar estos minutos en liga para ganar importancia en el roster madridista) y Ndiaye (al que parece que los problemas en el hombro solo le imposibilitan ser utilizado en Euroliga) arrancaban como titulares. Golpeaba primero el Real Madrid con triples de salida, pero un Girona más metido en el partido imponía su ritmo de juego, aprovechando la pasividad defensiva blanca, personificada una vez más en un Musa al que sus compañeros reprochaban su falta de implicación atrás. Mientras tanto el pívot angoleño, lejos de demostrar lo que se le pide para ser importante, naufragaba tanto en ataque, siendo incapaz de imponerse a interiores más livanos por dentro, como en defensa, donde no paraba de regalar facilidades a los atacantes locales. Se cerraba el cuarto con un susto protagonizado por Campazzo, que se retiró con un golpe en la mano.
En el segundo período Chus Mateo tiró de los titulares, y estos respondieron subiendo el nivel defensivo, ya que tan sólo concedieron 8 puntos en todo el parcial. Tavares castigaba la diferencia de centímetros bajo el aro, primero anotando él directamente y luego beneficiando a sus compañeros exteriores atrayendo la atención de la defensa para generarles tiros liberados. Jugadores menos habituales como Hugo y Rathan-Mayes también disponían de minutos, con suerte dispar. Mientras el canterano aportaba intensidad, el escolta canadiense tuvo uno de esos partidos erráticos marca de la casa. Una antideportiva bastante clara de Pons encendió a la parroquia local, y al propio Moncho, que se calentó pidiendo un instant reply sin sentido para encender más los ánimos del personal.
La vuelta de vestuarios trajo consigo la entrada en ebullición de un Musa que dinamitó el partido él solo, con 17 puntos en el último parcial, llevando a su equipo a alcanzar la máxima de 11 puntos. Un Bruno Fernando más entonado en ataque secundaba la explosión anotadora de su compañero. Sin embargo el partido no terminaba de romperse gracias a la superioridad Gironí en el rebote ofensivo, que compensaba el errático día en el lanzamiento exterior del equipo catalán.
El Madrid pareció dar por hecha la victoria antes de tiempo, y con el equipo ya pensando en el martes, Girona anotó un parcial de 8-0 de salida llegando a igualar el encuentro, de la mano de Iroegbu y Durham, que obligó a Mateo a echar mano de los titulares una vez más. Tavares y Campazzo salieron a apagar el fuego, y tanto el pívot como el argentino consiguieron cortar la racha local, siendo el Facu clave en una suerte inesperada como es el rebote, donde atrapó un par de capturas claves en el tramo final del partido. Hezonja, Musa y el propio Facu se encargaron de cerrar el encuentro en ataque, volviendo a abrir una ventaja cómoda para evitar sufrir en el tramo inicial, mientras que Girona era penalizado por su falta de acierto exterior.
A pesar del calentón final, la victoria ha permitido mantener la racha en liga ACB, y ha supuesto poco desgaste de cara a intentar la remontada en Euroliga, cumpliendo ambos objetivos para el partido de hoy.
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