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La Tribuna – «Un día en el Palace»

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Una calurosa jornada del mes de mayo asomo en la capital del reino. Y un compromiso deportivo para un servidor, como ya saben los fieles de por aquí (espero que más de uno) prácticamente una enfermedad: el Real Madrid de baloncesto.

Y esta bendita enfermedad hoy iba a ser aplacada con mi turismo dominguero capitalino en dirección al barrio de Salamanca. Tras comprobar que en la ciudad está entrando en campaña electoral y como una señora, con gran amabilidad, eso sí, intenta contarme los parabienes y virtudes de un tal Alberto, al que al parecer le gusta mucho el color naranja. Corto como puedo ese mitin unipersonal preguntándole que el tal Alberto ese tiene pinta de escolta defensivo, y que dónde juega. Aprovecho su titubeo y faz pensativa ante mi talentosa salida y enfilo la plaza de Felipe segundo, puesto a presenciar y cubrir el último partido del Real Madrid antes de la cita que TODO el madridismo lleva pensando y señalado con varios rotuladores en agendas clásicas y electrónicas, la final four que dentro de cinco días decidirá en este mismo escenario el equipo campeón de la máxima competición baloncestística del continente europeo. Y nuestro Real Madrid estará allí.

Y es que es todo un condicionante en la mañana de hoy. El partido parece importar entre poco y nada, y eso se refleja en el ambiente. Apenas media entrada. Y la afluencia de medios, apenas llega a eso. Pero si me permiten el inciso, a día de hoy el Real Madrid de baloncesto, si de algo puede estar orgulloso, es de su afición. Es el equipo más seguido de España y uno de los mayores de Europa y por ende del mundo. Tiene seguidores numerosos y fieles, críticos y apasionados. Que siguen al equipo allá donde jueguen y la competición que sea. Que animan, y que exigen, porque por regla general son entendidos en este maravilloso deporte. Y me van a permitir que señale que quizá la dirección del club no esté a la altura de las circunstancias y de su afición. De 13.000 almas que pueden ocupar el Palacio, apenas salieron a la venta unas 500 para los abonados madridistas. Gente de la descrita más arriba, gente fiel, que se deja su dinero y su garganta todas las semanas, algunos y algunas desde hace 30 años, no van a tener la oportunidad de presenciar el intento de ganar la euroliga por parte de su club en su casa, en Madrid. Mala suerte, dicen unos. Es que salieron más entradas en invierno a la venta, dicen otros, y entonces no compraron, ahora es más difícil…. Es que hay mucha prensa, y pocas entradas, etc etc etc. Pueden tildarme de oportunista y quizá de utópico. Pero si yo soy directivo de esta sección y a la vista de la demanda que puede haber, en noviembre pongo a veinte empleados a comprar entradas a cascoporro, y las pongo a disposición de mis abonados. Si no se llega a la final four, se venden a cualquiera de los equipos participantes, a los que seguro haces muy feliz. No sé si es una acción muy descabellada o incluso igual no puede realizarse, pero lo que quiero decir y repito, es que la dirección del club no está al nivel de su afición. Y lo que duele a algunos, siendo inevitable es que este fin de semana más de uno, y más de dos se presentarán en el barrio de goya con el único fin de lucir palmito, arañar votos para unas elecciones o simplemente pasar el rato. El marketing y los vips mandarán. Pero como dice una buena amiga, ojalá se atraganten con el jamón de la zona vip. Puestos a desear lo malo, que pase cuando crean que hacen algo bueno.

Tras este inciso de mi pervertida mente, veo que hay un partido de la para mí, devaluada acb. Donde el Madrid sufre para ganar, de hecho, ha necesitado un palmeo del mexicano Ayón cuando no quedaba tiempo ni para respirar, y conseguir con ello el liderato matemático en la fase regular de la acb. Porque ahí también somos los mejores. Estamos en la final four , ganamos la copa del rey y vamos a quedar primeros en la fase regular de la acb. Y aún así, estamos preocupados por el bajo nivel de Bouroussis, nos preguntamos por qué no juega Mejri, nos fijamos en el pie de Rudy, básico para aspirar a algo dentro de unos días, criticamos a Laso por cualquier cambio, nos ilusionamos con un cadete maravilla llamado Doncic, especulamos con posibles fichajes para el año que viene, nos preguntamos si Campazzo tiene el nivel suficiente para éste equipo. Apostamos por quien queremos en la final, y si seremos capaces de fulminar al equipo de la leyenda, ese tal Zeljko Obradovic. Porque eso es el Real Madrid, la búsqueda de la excelencia continúa, con todo el componente negativo que rodea a este club, y rodeará. Por eso somos los más odiados, y me encantaría que ese nivel de odio el lunes próximo aumente varios puntos más, porque significaría que obtendremos lo que algunos llamamos nuestra novena.

Absorto en mis devaneos y pensamientos, el calor se adueña de Madrid, la tensión esta semana irá aumentando. Y el Real Madrid de baloncesto allí estará. Como siempre ha estado.

PD: A la amable señora de Ciudadanos, de verdad que me gusta más el deporte que la política, en serio. Un besito si me lee.

Oscar Antón Antón

Redactor 24segundosenblanco

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