Opinion

Memorias de una Copa del Rey

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Andaba yo en plenos exámenes cuando el díscolo líder de esta web me facilitó el contacto de una empresa que buscaba un community manager para su puesto en la Fan Zone durante la Copa del Rey de A Coruña. Tras confirmar con la empresa que sí iría a la ciudad gallega -y gracias a una referencia facilitada por Javi Rodríguez (Planeta ACB)- reservé cuatro noches en una residencia de estudiantes, saqué los billetes de ida y vuelta y preparé todo para el viaje.

Salí de Madrid el martes 16 por la noche y después de 10 largas horas de tren llegué a Galicia. Tras unos minutos tratando de situarme (no había estado nunca en A Coruña) y unas cuantas vueltas sin sentido, con un policía mirándome raro tras pasar cuatro veces a su lado, conseguí encontrar la avenida que tenía como referencia para llegar a la residencia. Un paseo y un colacao después, llegué, pagué y me instalé. Eché una cabezadita y me dirigí a la Fan Zone, mi lugar de trabajo durante los cinco días que duró mi estancia en A Coruña.

Contacté con la que iba a ser mi jefa durante la Copa, que me explicó que mi principal objetivo allí era «viralizar contenidos». Hasta aquí todo normal, ya que yo iba con esa idea. Mi sorpresa llegó al saber que no me iban a dar las contraseñas de las redes sociales de esta conocida marca de zumos, por lo que mi función como community manager estaba en entredicho. Mi pregunta y la de mis compañeros de la web fue la misma: ¿cómo pretendían viralizar nada si no me daban acceso a sus redes sociales? La respuesta que me dieron fue que la empresa que se encargaba habitualmente de la gestión de redes sociales de esta famosa compañía de zumos no quería darme las claves por seguridad(?), por lo que me tendría que limitar a enviar los distintos vídeos y fotos que fuese sacando de los participantes. Y todo esto sin acreditación ni contrato, claro.

Con incertidumbre, dudas y risas por lo absurdo de la situación, pasó el primer día. Ninguna noticia de los zumos.

El jueves los jugadores del Real Madrid acudieron a la Fan Zone así que madrugué para llegar con tiempo. Pese al fallo de no llevar un libro ‘físico’ pude mostrar por encima a Gustavo Ayón y el Chapu la portada del libro «Nuestra Novena», mientras mis amigos de la web no hacían otra cosa que dar consejos y órdenes. La emoción del momento. Por la tarde, y pese a mi insistencia a los responsables del stand para ver si podían conseguirme algún abono para los partidos, me tocó ver los partidos en la pantalla de la Fan Zone donde nos juntamos algo más de 150 personas para disfrutar de la jornada inaugural. Bilbao y Gran Canaria dieron la sorpresa y eliminaron a Barça y Valencia respectivamente. Tras el bocata y la Estrella Galicia reglamentaria, terminaba el segundo día de trabajo. Y sí, los zumos seguían sin hacer acto de presencia.

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El viernes me tendría reservada una sorpresa (no, los zumos seguían sin aparecer por el stand), ya que a mitad del segundo cuarto del Real Madrid-Fuenlabrada me avisaron de que sobraba un abono de los directivos (¡¡290 euros ponía que costaba!!) y que si lo quería era mío por la patilla. Fui corriendo a recogerlo y tras entrar en el Coliseum me indicaron cómo llegar a mi asiento. A partir de aquí la situación fue cómica. Imaginad a un chaval imberbe, que aparenta 16 años, que llevaba una camiseta de Llull y que celebraba cada canasta del Real Madrid como si le fuera la vida en ello en una zona del pabellón rodeado de ejecutivos en traje. Las caras de «¿y este zumbao de dónde sale?» no tardaron en aparecer, aunque sinceramente me dio bastante igual. Acabó el partido y para el segundo choque de cuartos decidí subirme al palomero con las aficiones, lugar desde el que seguí el partido entre Obradoiro y Baskonia.

El sábado, día de semifinales, lo pasé trabajando mañana y tarde como indicaba mi ¿contrato?, haciendo alguna escapada para ver la Minicopa. Con la perspectiva de que ese día no iba a tener tanta suerte, me preparé el bocadillo y me dispuse a pasar la tarde-noche viendo los dos partidos de semifinales en la pantalla gigante de la Fan Zone. A falta de zumos, la Estrella Galicia se convirtió en la perfecta acompañante del primer encuentro. Los nervios empezaban a aparecer justo antes del partido del Real Madrid, algo que compartía también el speaker de la Fan Zone durante la Copa, el gran Pedro Bonofiglio (speaker en el Palacio en los partidos del Real Madrid). Lo más destacado del partido fue el bonito pique que tuve con un baskonista sentado delante de mí, con el que protestaba cada acción polémica pero del que me despedí con un deportivo abrazo cuando acabó el choque. Un saludo desde aquí, Mikel.

El domingo me levanté pensando en la forma de conseguir una entrada para la final: no podía desaprovechar la oportunidad de ver a mi equipo conseguir un nuevo título. Bajé al comedor de la residencia dispuesto a preguntar al grupo de vitorianos con los que llevaba hablando desde el jueves si conocían a alguien dispuesto a venderme su entrada.

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Mi sorpresa y alegría fue mayúscula cuando me dijeron que sí, que ellos volvían a Vitoria esa mañana y que sus abonos me los cedían. La insistencia que mostré por darles algo a cambio les acabó convenciendo, y a eso de las 11 de la mañana les invité a una cerveza ya que no había forma de conseguir que cogieran el dinero. Jon, Carmen, Jara y Ander, eternas gracias. Con la tranquilidad de tener la tarea del día hecha fui a la Fan Zone a completar el último día de trabajo. Me despedí de los voluntarios y trabajadores del stand mientras buscaba algún zumo, pero debía haber una maldición. Cinco días trabajando allí, cinco días sin ver un solo zumo. Increíble pero cierto.

Hice tiempo hasta la apertura de puertas echando una pachanga con Javier Rodríguez (empezó como Carroll, clavando tres triples seguidos) y tras un buen rato, cada uno nos fuimos a comer. Concurso de triples entre aficionados y 3×3 mediante, llegó la hora del partido. Como me habían avisado mis amigos vitorianos, estaba situado en la zona de aficionados del Gran Canaria, aunque el buen ambiente reinó y no hubo ningún problema durante la final.

Tras el salto inicial el sufrimiento se adueñó de todo el pabellón, mezclado con cánticos y gritos de alegría o rabia. Pese a todo, el Real Madrid consiguió el triunfo y levantó su tercera Copa consecutiva. Del mismo modo, yo lograba «mi particular triplete». Con esta Copa ya había visto como mi equipo levantaba en directo los tres grandes títulos: Liga 2013, Euroliga 2015 y Copa 2016. Sin mucho tiempo para celebrarlo en el pabellón ya que el autobús de vuelta a Madrid esperaba, fui a la residencia a coger la maleta y de ahí a la estación de autobuses donde me esperaban 8 horas de viaje. Sin prácticamente pegar ojo durante todo el trayecto, el colofón final de esta Copa se produjo en la parada que hizo el conductor, en un pueblo perdido a las 3 de la mañana.

Sí amigos y amigas, cinco días después de empezar mi viaje encontré en esa estación de autobuses una máquina expendedora que tenía zumos de la marca con la que había trabajado en la Fan Zone. Como no pudo ser de otra forma, y mientras me acordaba del karma o de lo que sea que haya encima nuestra, empleé 1’5€ en comprarlo con la correspondiente foto al grupo de la web. No era una Estrella Galicia, de hecho no tenía mucha sed en ese momento, pero no se me ocurrió mejor final para una enorme experiencia.

Pablo Herrero – @pablohm29

P.D. Si has llegado hasta el final, gracias. Y gracias a todos los amigos de 24segundosenblanco por los ánimos y las risas en momentos de dudas (#CriaturosOnTour), a los locos Suicidas, a los amigos baskonistas y a toda la buena gente que trabajaba en la Fan Zone. 

P.D. 2: «Odio eterno a los zumos modernos»

Pablo Herrero

Redactor 24segundosenblanco

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