Tras la debacle del martes, el Real Madrid volverá a pisar el suelo del OAKA este jueves para enfrentarse a Panathinaikos con el objetivo de igualar esta serie de cuartos de final (20:15, Movistar Deportes).
El Real Madrid sabe perfectamente que todas las opciones de Final Four pasan por conseguir al menos un triunfo en territorio heleno. El desastroso primer partido, en el que el conjunto de Pablo Laso realizó una actuación lamentable en todos los sentidos, reduce el margen de error y convierte este segundo partido en casi un match ball en contra para los blancos.
Para alzarse con el triunfo en la capital griega la imagen del equipo debe ser radicalmente opuesta a la vista hace dos días. Un inicio de partido que te deja casi sin opciones (20-0 de parcial a partir del salto con el que daba comienzo el choque) y que prácticamente se repite nada más volver de vestuarios tras el descanso denota una falta de concentración que en un pabellón como el OAKA decanta el partido en tu contra.
La baja de Campazzo, además de ser capital en ataque, resultó serlo aún más si cabe en defensa. Calathes y James, dupla exterior titular griega, fueron en todo momento imparables para la línea defensiva merengue, uno desde la dirección y el otro desde la anotación.
La intensidad con la que salga el Real Madrid al OAKA dictaminará sus opciones en el partido. Una puesta en escena como la del martes supondrá sin paliativos el 2-0 y opciones casi remotas de remontar para lograr el billete a Belgrado. Un paso delante de Causeur y Rudy, más ahora que Doncic está tan solo a los mandos de la nave, es necesario.
El recuerdo de Siena en 2011 es en el que debe fijarse el equipo. El conjunto italiano, que comenzó su serie siendo apalizado por Olympiacos, fue capaz de reponerse de tal situación y alzarse con los tres partidos siguientes obteniendo así su plaza en la Final Four de Turín. Y si algo ha demostrado este equipo es que en multitud de ocasiones ha sabido levantarse después de una caída. Ahora, más que nunca, hay que creer en los milagros.
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