Llegaba el Real Madrid con el liderato asegurado al Nou Congost, y esta circunstancia se hizo notar en un partido muy pobre por parte de ambos equipos, aunando la lógica pasividad blanca con el mal momento local.
El inicio de partido fue bastante errático. Si bien el Real Madrid presentó un nivel de intensidad adecuado pese a no tener nada en juego, el acierto por parte de ambos equipos fue pobre. Ndiaye se aplicaba en defensa sobre Alston, secando a la estrella local, y el equipo abría ventaja más por demérito manresano que por méritos propios.
Hezonja salió desde el banquillo para abrir hueco con 7 puntos que compensaron su día de descanso en labores defensivas.
Entre el final del primer cuarto y el inicio del segundo Chus puso en práctica el reparto de minutos, con oportunidades para Rathan-Mayes, que estuvo en su línea de encandenar acciones absurdas con canastas de mérito, Bruno Fernando que confirmaba su mejoría en ambos lados de la pista y para Hugo, que sigue mostrando virtudes de cara a la noche del draft cuando tiene ocasión.
Un calentón marca de la casa de Hezonja con la grada encendió al público local, que alentó a su equipo para recortar distancias abriendo la lata desde la línea de tres. A esto respondió Llull con dos triples seguidos que junto a otro de Abalde ponían la máxima diferencia de 15 puntos a favor de los blancos.
A la salida de vestuarios el equipo decidió que ya había sido suficiente esfuerzo por hoy. Un errático Campazzo lastró de inicio al conjunto madridista, llegando a dar con sus huesos en el banquillo tras una técnica que ponía en bonus a los de Chus con casi todo el tercer cuarto por jugar. Sin embargo las constantes imprecisiones locales y las individualidades blancas mantenían la diferencia en 8-10 puntos.
Tras su enganchón con la grada Hezonja volvía al partido en cuerpo pero no en alma, lo que le granjeó una bronca de su entrenador en un tiempo muerto.
Entre la total ausencia de juego colectivo en ataque, con lanzamientos mal seleccionados y peor ejecutados, y un Alston que liberado de la defensa de Ndiaye aprovechaba la pasividad de los nuestros para enmendar su mala primera mitad, Manresa recotaba la distancia hasta los cuatro puntos.
Por fortuna para los intereses madridistas el resto de jugadores locales fueron incapaces de secundar al ala-pívot. Fue esta falta de acierto por parte de Manresa y el buen trabajo en el rebote ofensivo la que permitió al Real Madrid sobrevivir al arreón del conjunto catalán, que igualó el partido a falta de una posesión con un triplazo de Cameron Hunt. En la jugada siguiente apareció el de siempre, Sergio Llull, para anotar con una penetración a falta de poco más de un segundo y decidir la victoria para los suyos.
Saint-Supery se jugó el triple final a la desesparada sin éxito, certificando así la vigesimoprimera victoria seguida madridista en ACB.
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