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Campazzo dictó su ley ante el Barça de Mirotic (86-76)

Sabíamos que con el fichaje de Mirotic por el Barça cada Clásico se iba a convertir en la guerra más tremenda. La afición le recuerda a cada segundo desde la grada que es persona non grata en el Palacio y, hasta el momento, los jugadores blancos han hecho lo propio en la pista. El Madrid se llevó un partido duro, con dos grandes parciales que se resolvieron siempre a favor madridista cuando Campazzo estaba en pista. 

Los blancos comenzaron muy metidos en el encuentro desde el salto inicial y eso quedó patente los diez minutos que duró un primer cuarto arrollador para sus intereses. Con Randolph como martillo pilón (se fue hasta los 11 puntos) y bien secundado por Campazzo (7 puntos), los de Laso marcaron distancias enseguida. Tan solo les hizo falta un pequeño estímulo, que en este caso fue un triple de Mirotic en la cara de Randolph, para poner el pie sobre el acelerador y no volver a levantarlo (en el primer cuarto, dato importante).

Desde el 2-3, el Real Madrid encadenó un 15-0 de parcial que le llevó a un sonrojante 17-3 pasados los 5 minutos de encuentro. Smiths cortó la racha triunfal con un triple, pero enseguida los locales volvieron a encadenar un ciclo positivo liderado por Jordan Mickey. Oriola minimizó daños sobre la bocina con un triple que situaba a los suyos 18 puntos abajo a la conclusión de los primeros diez minutos (32-14) e iniciaba, sin una sola alma en el planeta que lo sospechase, el calvario madridista, propiciado también en gran medida por la ausencia de Campazzo.

Porque, tan pronto se descontó el primer segundo del siguiente acto, el Madrid se derrumbó completamente. El aro dejó de parecer un océano para convertirse el una gota de agua y el Barça hizo sangre de ello. Mucha. Parecía imposible pero sucedió. Los blaugranas devolvieron el escandaloso parcial del primer cuarto y, además, como más podía dolerle a la parroquia merengue: con Tomic y Mirotic como baluartes. Del 32-14 se pasó al descanso a un 48-50 que había dejado helada a la hinchada del Palacio de los Deportes.

Ver para creer, en 20 minutos dos partidos distintos. Con el tercer cuarto, llegaba el siguiente.

Campazzo, de nombre Facundo

El paso por vestuarios calmó los ánimos blancos y mejoró la puntería. Afinados los cuchillos, solo faltaba el mejor hombre para dar la vuelta a la adversa situación. Porque sí, con Campazzo en pista el partido era otra cosa (para el Real Madrid, claro). Los de Laso rápidamente marcaron distancia, apretando en defensa y moviendo el balón de manera uy inteligente en ataque. Durante todo el cuarto la ventaja siempre osciló en torno a los diez puntos, posibilitado en gran parte por la laboriosa actuación de Taylor (8 puntos) y Deck. Un pequeño arreón culé en el último minuto bajó la brecha hasta los 7 (71-64). Restaban 10 minutos infernales.

Los tapones de Tavares, claves

Después de muchos minutos a un ritmo altísimo, este bajó, pero no las pulsaciones. La tensión se notaba en cada pase, cada corte a canasta y cada rebote. El aro se hizo pequeño pasa ambos conjuntos y después de cuatro minutos disputados del último periodo, el marcador solo se había movido cuatro puntos en cada casillero (75-68). Turno para a los que el balón no les quema.

Y, si hablamos de alguien a quien la mano no se le arruga, Randolph cumple a la perfección. Suyo fue un triple en la cara de Mirotic para poner a su equipo con 10 puntos de ventaja a cuatro minutos para la conclusión (78-68). A partir de entonces, exhibición taponadora de Tavares, que tuvo para todos: Mirotic, Tomic, Higgins… aunque a este último acabó costándole la técnica a 01:30 para el final.

La salida del caboverdiano de la pista no tuvo consecuencias deportivas, pues ya no había tiempo para la reacción culé. 86-76 y 2 de 2 para el Madrid contra el Barça de Mirotic.

Parciales: 32-14, 14-36, 23-14 y 15-12.

 

María Veiga

Periodista gallega que disfruta del baloncesto en Madrid... y donde sea.

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