El Real Madrid alcanza la final de la Copa ACB imponiéndose al equipo local en una semifinal que tuvo dos caras, y en la que el equipo blanco se repuso de un inicio de partido desastroso para acabar dándole la vuelta al encuentro y ganando con autoridad.
Arrancó el encuentro con muy malas sensaciones, para lo bueno y para lo malo, Campazzo demostró que es el termómetro del equipo, y su flojo inicio de partido (tres pérdidas casi seguidas) arrastró a sus compañeros con él. Con el director de orquesta fuera del partido el equipo era incapaz de encontrar ideas para atacar el aro de Gran Canaria, enlanzando pérdidas con lanzamientos en mala situación, que daban lugar a unos preocupantes dos puntos anotados pasada la mitad del primer período. Como es habitual Chus tardaba en reaccionar, pero la entrada de Feliz, si bien frenó la sangría de pérdidas, tampoco entonaba al equipo en ataque. Tan solo la falta de acierto de los locales impedía una sangría mayor en el inicio de partido.
En el segundo cuarto, el técnico madridista se encomendó a Hezonja, para que protagonizase el arreón ofensivo desde el banquillo como es habitual en él, pero el croata tampoco dio resultado, con varias acciones precipitadas a la hora de finalizar, y alguna pérdida. En defensa el equipo empezaba a romperse, ya que el emparejamiento (difícil de explicar) de Llull con Homesley hacía sufrir al balear. La entrada de Bruno Fernando en la primera rotación de Tavares tampoco daba resultado y el equipo seguía transmitiendo las mismas malas sensaciones que en el inicio de partido. Hacia mitad de cuarto, la vuelta de Edy a pista cambió la dinámica del partido. Muy activo de manos en la defensa del pick&roll canario, el pívot madridista enlazó varios robos sobre los manejadores rivales, que permitieron a sus compañeros correr y anotar en transición, sobre todo de la mano de un Hezonja que empezaba a entrar en el encuentro. Al esfuerzo defensivo del jugador caboverdiano se unieron Hugo y Eli Ndiaye, que con su energía atrás contribuyeron a reactivar al equipo, que seguía falto de acierto pero recortaba distancias a base de energía, yéndose al descanso tan solo un punto por debajo en el marcador.
A la vuelta de vestuarios se mantuvo la dinámica previa al descanso, los de Chus Mateo elevaron el tono defensivo, esta vez con un Abalde muy enchufado, que cortocircuitó la circulación de balón del equipo isleño. Al esfuerzo del gallego se sumó el trabajo de Hugo sobre Homesley, al que minimizó casi todo el tiempo que estuvieron emparejados. De la mano de esta mejora defensiva, Campazzo por fin se encontraba consigo mismo, haciendo fluir el juego madridista, encontrando a los pívots en el bloqueo directo, y generando también mejores situaciones de tiro para sus compañeros, lo que derivó en una mejora en el tiro de 3, con Abalde, Musa y el propio Facu anotando desde fuera para llevar el partido a los 8 puntos de ventaja.
Abrasados por la intensidad y el poderío físico madridistas, los locales entraron al último período espesos y faltos de energía. Campazzo daba la vuelta a su duelo particular con Albicy, imponiéndose al francés tanto en defensa como en ataque, y esta vez sí Bruno Fernando castigaba con su movilidad a los interiores rivales. Llull, volviendo a demostrar una vez más su puntualidad en las grandes citas, castigaba primero desde el triple y luego daba la puntilla al rival enlazando un tapón a Brussino con un robo y otro lanzamiento de tres para llevar la ventaja hasta los 17 puntos. A partir de ahí los locales entregaron la cuchara y el partido entró en modo ahorro de energía, permitiendo a Chus Mateo racionar los minutos de jugadores claves, pensando en la final de mañana ante un Unicaja ante el que no se puede conceder de salida tanto como se ha hecho en el partido de hoy.
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