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Editorial: «El señorío y el baloncesto del Real Madrid»

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Señorío, qué extraño concepto. Dícese de aquella virtud que históricamente está adherida a los genes del Real Madrid y que se transmite de generación en generación desde los tiempos de Don Santiago Bernabéu hasta la actualidad y que convierte al conjunto madridista en ejemplo de conducta respecto a otros clubes y entidades deportivas. “Esto es el señorío del Real Madrid”. “Eso otro es el señorío del Real Madrid”. Seguro que no nos quedan dedos de las dos manos para contar las veces que hemos escuchado algo por este estilo..

El señorío también ha impregnado, sin lugar a dudas, el ADN de la sección de baloncesto del club. El equipo de baloncesto más laureado de Europa y que históricamente ha dado muchas alegrías al club en forma de títulos y reconocimientos. Se dice que jugadores como Juan Antonio Corbalán, Wayne Brabender, Clyfford Luyk, Arvydas Sabonis, etc; se han impregnado de ese ADN y han transmitido ese señorío, un señorío bien entendido, de entrega absoluta por la camiseta y respeto hacia el rival.

Tras casi dos décadas de ostracismo deportivo a nivel europeo, la temporada pasada el Real Madrid de Baloncesto lucharía hasta el último partido el título europeo que se acabaría llevando el Olympiacos del Pireo. Esta temporada, el objetivo estaba muy claro a principio de temporada: luchar por todos los títulos, pero con especial ganas de revancha en Euroleague. En cuartos de final nos tocaría precisamente nuestro verdugo el año anterior: el Olympiacos. Tras una disputada serie el Real Madrid se clasificaría para la Final Four de Milan ganando en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid el quinto partido de los playoffs. El Real Madrid volvía a clasificarse para una Final Four. 3 Final Fours en apenas 4 años. Como diría Bob Dylan, “The Times They Are A Changin” (“Los tiempos están cambiando”).

No obstante, en las últimas semanas ha salido a relucir de nuevo la política de dejadez que esta junta directiva tiene con sus aficionados. Ni en la Final Four de Barcelona, ni el año pasado en Londres se ha organizado viaje desde el club para facilitar a sus aficionados el viaje. Este año, con el equipo clasificado para la Final Four en Milán, tampoco. Recordemos el importante esfuerzo económico que miles de madridistas harán en apenas 15 días. Entre abono, viajes, alojamiento y manutención la factura no baja de 1.000€ por persona.

La indignación aumenta cuando estos abonados que, en la mayoría de los casos, llevan apoyando al equipo “en las duras y en las maduras”, se enteran que el Real Madrid es el único equipo clasificado para la Final Four que no organiza viaje ni tendrá una fan-zone o punto de encuentro de aficionados en Milán, dos aspectos que sí han disfrutado en las últimas Final Four los aficionados del resto de equipos participantes. Por poner un ejemplo clarificador, el eterno rival, el FCB, ha ofertado tres packs diferentes para que sus aficionados viajen a Milán. Además, a los pocos días sacaron a la venta el cupo de entradas que la Euroleague asigna a cada club. En el Real Madrid se tuvo que esperar 10 días. ¿Por qué tanta demora? ¿Por qué tanta dejadez y desprecio con esos aficionados que pagan su abono cada año y apoyan al equipo cada fin de semana?

Las razones son múltiples y daría para explicar cada punto por fascículos. Desde el propio funcionamiento interno del club, con una excesiva dependencia en la toma de las decisiones en el baloncesto al beneplácito presidencial o en el hecho de que determinadas competencias no competan estrictamente al organigrama de la sección sino a departamentos enfocados al fútbol con el consiguiente “desinterés” de sus miembros por atender las demandas de ese deporte raro que se juega con canastas y un balón en las manos, hasta el propio desinterés de la junta directiva por el baloncesto que se considera “deficitario” y por tanto, se desprecia. Lo cierto es que los plazos, por una razón u otra, se alargan como si de un Ministerio del s.XIX se tratase.

El Real Madrid, un club que, según las palabras del propio presidente Florentino Pérez, está a la vanguardia en lo que respecta al marketing e imagen institucional proyectada a nivel internacional, no puede atender este tipo de demandas tan modestas que incluso clubes de un nivel económico inferior al Real Madrid suelen satisfacer en eventos similares. La última vez que el club madridista organizó un viaje fue en la final de la Copa ULEB celebrada en la ciudad belga de Charleroi en 2007. Melchor Miralles era el directivo encargado de la sección. Eran otros directivos, ni mejores ni peores, pero si con un tacto diferente respecto al baloncesto y sus aficionados.

La actual Junta Directiva debe entender que el señorío, esa palabra que tanto se promulga allá por donde van, es una virtud que pervive en nuestro club solamente si se le da uso. Un señorío que, en ocasiones como esta, se echa en falta. Un señorío entendido como respeto no solamente por sus rivales y cariño a sus jugadores sino también a sus propios aficionados. Una afición que ha llevado en volandas al equipo, llenando en muchísimos encuentros el pabellón, y que se merecen un mayor respeto que el ofrecido hasta el momento por parte del club.

¡Hala Madrid! ¡A por la Novena!

Brais Iglesias Castro

Director de 24segundosenblanco

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