Liga ACB

Barcelona 76 – Real Madrid 68. Viejos fantasmas para despedir el año

115314_81_123245_81

El Real Madrid va a despedir el 2014 con dudas. Las mismas que le rondaron en el final de la temporada pasada y que le llevaron a Laso a tener pie y medio fuera del equipo. Los mismos fantasmas, unos meses más tarde, con alguna cara nueva, pero similar inercia. La de un equipo a la deriva que no encuentra la identidad que le hizo grande en el inicio de la pasada campaña. Ese equipo que defendía como alma que lleva el diablo, que reboteaba y corría. Que hacía el baloncesto fácil, sencillo y para toda la familia se ha difuminado. Sin rastro.

Puede que el Madrid tenga mejores jugadores en esta temporada, pero tiene peor equipo. Me explico. Tanto Darden, como Draper como Slaughter tenían muy definido su rol: jugadores estructurales, pegamento, hilo para las heridas. No reclamaban protagonismo en ataque y cumplían a la perfección su rol de stopper (jugadores defensivos). Hoy el Madrid tiene un jugador como Rivers (a todas luces peor defensor que Darden y a juzgar por lo visto hasta ahora, no mejor atacante), como Maciulis (si entra en la comparación con Díez por supuesto que el equipo sale ganando, no así si lo hiciera con Darden), o como Campazzo (jugador de futuro y que aún está por aclimatarse a la ACB). También tiene a Ayón y a Nocioni, ninguno de los dos ha ofrecido aún su mejor versión. ¿Buenos nombres? Sí, pero peor equipo. Sin roles definidos, sin frescura ni las ideas claras en ataque.

El porqué de esta reflexión es sencillo. El Madrid volvió a naufragar en el Palau. Ante un Barcelona cojo en su línea exterior (sin Navarro, Oleson, Abrines), los de Laso no supieron hacer valer su, en teoría, ventaja al acudir a la cita prácticamente al completo. Xavi Pascual planteó el partido con su equipo abierto, imposibilitando las ayudas madridistas y castigando la mediocre defensa exterior de su rival. Tras un primer cuarto de tanteo, en el que el Madrid sobrevivió merced al acierto en triples (24-22) y a un Maciulis sublime, el Barça consiguió despegarse en el segundo acto. Con Hezonja superando en todo momento a sus pares, al igual que Thomas, llegó a alcanzar la barrera de los 10 puntos (39-29, 15’). Sólo el arreón final de Carroll y Rivers permitió a los blancos recuperar un hálito de vida (45-40, 29’).

La entrada de Campazzo en la rotación (el Chacho salió en el segundo cuarto y perdió varios balones, evidenciando falta de ritmo tras la lesión) dotó al Madrid de una mayor intensidad defensiva. En el debe del argentino estuvo su desacierto en ataque, no acertando ni en el pase ni en el tiro cuando el conjunto blanco se puso a tiro (54-51 y 56-53). Si bien su actitud contagió de una mayor garra a sus compañeros. También a un Chapu venido a más tras el descanso, única buena nueva en el roster interior madridista. Ni Bourousis (pésimo partido del heleno), ni Ayón (perdido en todo momento), ni Mejri (superado por Pleiss el poco tiempo que estuvo en pista), ni Felipe Reyes (esta vez no mostró su mejor cara).

Con todo y con eso, quedaba la heroica. Tal vez algún chispazo de calidad de un jugador madridista, un último apretón de tuercas en defensa, pero tras la última aparición de Carroll (63-60, 35’), los de Laso desaparecieron. Parcial de 8-0 en dos minutos y partido finiquitado.
Mención aparte merece el penoso partido de Rudy. Ni en ataque, ni en defensa. Sin chispa (¿ni actitud?) en un duelo en el que estaba llamado a marcar diferencias (como hizo ante el Efes), sin Navarro y Oleson en el Barça.

Las primeras conclusiones que ofrece la versión 4.0 del equipo de Laso no son halagüeñas. Las derrotas ante Bilbao y Estudiantes se justificaron por una falta de intensidad que se demostraría en los partidos importantes. Pero esos partidos empiezan a llegar y no hay señales (o no todas las que se esperaban, siendo justos). En el baloncesto como en la universidad, los exámenes se aprueban en febrero, mayo y junio. Pero todo el mundo sabe que es el trabajo diario el que te lleva a aprobar los exámenes. Veremos si este equipo es capaz de destapar el tarro de las esencias cuando llegue el momento de la verdad.

Jorge Gómez Bravo

Redactor 24segundosenblanco

Deja una respuesta