Una victoria es lo que separa al Real Madrid de la Final Four, y con ese único objetivo ha viajado el equipo hoy lunes a Estambul (20:55h). Con la locura del segundo partido muy presente, en una de las noches europeas más locas que se recuerdan últimamente en el Palacio de los Deportes, el Madrid consiguió arreglar en el último periodo el estropicio de segundo cuarto y gran parte del tercero, en el que llegó a ir perdiendo por 17 puntos.
Sin embargo, este equipo tiene algo que quizá se echaba de menos años atrás: carácter. No digo que esta cualidad no estuviese previamente en la plantilla, pero parece evidente que la llegada de Ayón y especialmente Nocioni ha incrementado ese carácter. El argentino, que tiró del carro en los peores momentos del partido del viernes, demostró una vez más por qué esta en Madrid, y es un seguro de vida en los partidos grandes, como ya ha demostrado esta temporada en más de una ocasión.
Aún así, la épica del segundo partido no puede ocultar los problemas que el conjunto madridista presenta durante la eliminatoria. Las desconexiones y especialmente el agujero en el rebote defensivo son los dos factores claramente mejorables. Quizá en Estambul y con un público hostil, un apagón tanto en ataque como en defensa se pague más caro que en Madrid.
El Abdi Ipecki, que presentará un lleno, tratará de llevar a su equipo a forzar el cuarto partido, algo que el equipo de Laso quiere evitar de todas las maneras. Corrigiendo los errores anteriormente citados, el Real Madrid tiene plantilla y calidad de sobra para cerrar este martes la eliminatoria en Turquía. Esperemos que así sea.
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