Comenzó el partido con la merecidísima ovación del público presente en el Palacio a Fabien Causer, pieza clave en la exitosa última década del Madrid, el aplauso hacia Ettore Messina y el abucheo a Nikola Mirotic.
Salió el Madrid consciente de lo mucho que se jugaba y martilleando de nuevo, como en los últimos partidos, dentro de la zona, cogía rápidamente un buen colchón de 9 puntos. Hemos tenido que esperar 6 meses para ver al Madrid aprovechar su juego interior y los centímetros de Walter Tavares y nos hemos pasado toda la temporada viendo llover pedradas desde siete metros, pero finalmente hemos descubierto que si pones el balón a un metro del aro tienes muchas posibilidades de sacar algo positivo.
Con Garuba y Tavares convertidos en un huracán, el primer cuarto se cerraba con un muy interesante 31-16 y con el equipo manteniendo el tono de hace un par de días en Málaga.
El segundo cuarto, con toda la segunda unidad en pista, empezó diferente. Sin una referencia dentro de la zona, volvió el mal juego y los triples sin sentido, lo que aprovechó el Milán para dejar la ventaja del Madrid por debajo de los 10 puntos. Sin Tavares y Campazzo en pista, el Madrid tiene problemas para generar puntos, incluso jugando con Musa y Hezonja al mismo tiempo. El bosnio ha mejorado en los últimos partidos, pero al croata le está costando ver el aro. Afortunadamente, el Milán no estaba para muchas alegrías, especialmente un nefasto Mirotic.
Con Musa tirando del carro (por fin, en el momento en que más falta hacía), el Madrid recuperaba los 15 de ventaja para perderlos dentro del último minuto del cuarto e irse al descanso con un marcador a favor de 54-41 tras una mandarina sobre la bocina de Sergio Llull, que por cierto, con esa canasta superaba a Juan Carlos Navarro como cuarto máximo anotador de la historia de la Euroliga.
El cuarto había sido malo, pero el Madrid se había permitido el lujo de dar descanso a Tavares y Campazzo durante prácticamente el período completo y la última canasta de Llull dejaba la ventaja prácticamente igual a como estaba antes de iniciar el segundo cuarto.
El tercer cuarto arrancó con el Milán intentando entrar en el partido y con el trío arbitral convirtiéndose en protagonista del espectáculo. Uno no sabe qué le ha hecho el Madrid a Bodiroga, pero debe haber sido algo muy grave, viendo lo que se ve… Una serie de faltas muy dudosas, culminada con una antideportiva señalada a Garuba dejaban al Madrid en bonus en un visto y no visto y al Milán de nuevo por debajo de los diez puntos.
El primer triple de Mirotic, seguido de una canasta tras robo (9 puntos seguidos, después de 4 tiros libres regalados por los árbitros), dejaba el marcador en 63-59. Sea como fuere, el concierto de pito desquició al Madrid y lo que era un partido cómodo hasta el momento se empezó a complicar.
El equipo se refugió en la defensa y en el Facu para capear el temporal y al final del cuarto incluso recuperaba la máxima ventaja de 15 puntos, 78-63.
El último cuarto se inició con Musa anotando 8 puntos de manera consecutiva para estirar la ventaja hasta los 19 puntos. Con la victoria prácticamente asegurada, el objetivo pasaba a ser ganar por diez o más puntos y así recuperar la desventaja de nueve que se traía del partido de la primera vuelta en Milán.
Tres personales en ataque seguidas de Bruno Fernando daban vida al Milán y a 3 minutos del final la diferencia era justo los nueve puntos que marcaban la barrera del basketaverage. Ponía Chus Mateo juntos en pista a Campazzo, Feliz y Llull para jugar esos últimos minutos pero la cosa no funcionaba y el Milán rebajaba la diferencia a 8 puntos a la entrada del último minuto. A falta de buen juego, había emoción por el resultado.
A 43 segundos del final se lesionaba Causer y a 4 segundos del final Tavares cazaba un rebote ofensivo para poner al Madrid 10 arriba. A 0.8 del final, Mirotic, que había estado horrible, clavaba un triple para dejara la diferencia en 7 puntos. Ya no habría tiempo para más y el Madrid se llevaba la victoria por 96-89 que le permite seguir con todas las opciones intactas, pero perdía el basketaverage con el Milán, al que ahora aventaja en un partido.
El Madrid se complicó el partido en el último cuarto con una serie de acciones desafortunadas de Bruno Fernando, al que incomprensiblemente dejó demasiado tiempo en pista Chus Mateo. El mal final de partido le costó perder un colchón más que sobrado para mantener el average y esperemos que no lo acabe echando de menos de aquí a tres partidos.
Pese a todo, el equipo emite algunas señales positivas: se busca a los pívots por fin, Garuba ha dejado atrás sus dudas y se come a sus rivales en los dos lados de la cancha; la mejora del juego interior permite que se encuentren mejores posiciones de tiro desde fuera y el porcentaje de acierto desde el triple ha subido por encima del 40%. Además, Musa encadena buenos partidos.
¿Será suficiente la mejoría general de la última semana y media para asegurar una plaza en las eliminatorias? No está claro, pero por lo menos permite viajar a Belgrado con mejores ánimos que los que tenía el equipo cuando volvió de Estambul.
Deja un comentario