El Real Madrid mantuvo la que quizá sea la única nota positiva en cuanto a resultados de lo que va de temporada, el liderato en la Liga Endesa, con una victoria a domicilio ante Dreamland Gran Canaria, en un partido que podríamos catalogar como duro de ver.
Se olvidó Chus de salida de los experimentos y la integración de los jugadores, en un escenario que quizá era más propicio para ello que los partidos restantes de Euroliga, pero el equipo demostró que sigue de bajón, jugando un baloncesto de muy bajo nivel en el primer cuarto, viviendo de meter balones a Tavares para que el pívot generase a partir de su superioridad en la pintura y sin alternativas más allá de penetraciones forzadas y estériles de Musa cuando la defensa local comenzó a colapsar sobre el interior madridista. Por suerte la defensa blanca sí parecía estar a la altura, secando por completo a los exteriores amarillos y controlando la amenaza exterior de Tobey. La salida de Hugo y Bruno Fernando dinamizó un poco más al equipo, y Abalde aprovechó la circunstancia para, aprovechando su superioridad física sobre Thomasson, anotar un par de acciones seguidas que ponían el 9-12 al final del primer cuarto.
El partido siguió con la misma tónica en el segundo período, invitando a una siesta tardía de domingo. A pesar de que ambas defensas empezaban a conceder ventajas a sus respectivos rivales, los dos equipos mantenían un paupérrimo acierto. Hezonja abría la lata del triple, al duodécimo intento, para comenzar a abrir una ventaja que se cimentó en la intensidad defensiva de Garuba y Hugo González, permitiendo a los blancos sumar puntos fáciles al contragolpe. Un rebote en ataque del propio Hugo, precedido por sendos triples de Llull y Hezonja, abrían brecha en el marcador al descanso con un 18-31.
Tras la salida de vestuarios el equipo de Lakovic amagó con engancharse al partido, primero aprovechando el único momento de acierto exterior que tuvieron en toda la tarde, de la mano de Albicy y Brussino, junto con un 2+1 de Thomasson. Los locales encontraron la vía de agua que fue un Musa transparente en defensa para poner un 13-3 de parcial antes de que Chus Mateo decidiera reaccionar parando el partido primero y sentando al bosnio después, que merecidamente no volvió a pisar la cancha. Sin ese hándicap atrás el equipo recuperó el tono defensivo, volviendo a cortocircuitar los ataques locales y aumentando de nuevo poco a poco la ventaja, con Campazzo inventándose tres tiros libres para abrir un pequeño parcial en el que Feliz, Llull y un Hugo que cada vez deja mejores sensaciones sumaron hasta recuperar parte de la ventaja, poniendo un +8 al final del cuarto.
En el período decisivo el Madrid golpeó primero de la mano de Fernando, que mejoró ostensiblemente con respecto a la primera mitad, y Hezonja, restaurando así la ventaja perdida en el parcial anterior. Este arreón fue un golpe casi definitivo para los locales, que seguían incapaces de encontrar maneras de hacer daño a un Real Madrid más entero en defensa. El buen papel de Bruno Fernando se veía recompensado con más presencia en pista, y el angoleño castigaba la pintura local con su dinamismo ofensivo, cogiendo unos minutos y una confianza necesarios. Por fuera Lull y Feliz manejaban el ritmo de partido sin excesivos problemas por parte de sus respectivos emparejamientos, lo que permitió al equipo mantener una cómoda ventaja siempre por encima de los diez puntos. Un triple del propio Sergi, que dejó un buen partido con 12 puntos, y otro de Campazzo pusieron el broche a un encuentro que no pasará a la historia, pero que sirve para mantener el liderato de la competición una semana más.
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