El Real Madrid no pudo forzar el quinto partido en Grecia tras un muy disputado partido (84-86) en el que los blancos fueron de más, a menos, para volver a pegar un empujón final que le dio el último tiro para alzarse con una victoria con tintes épicos.
El primero cuarto transcurrió como el tercer encuentro, con un Real Madrid jugando con un gran dinamismo, y muy acertado en los tiros. Estuvo muy acertado Mateo incluyendo en el quinteto titular aun eléctrico Feliz, que consiguió hacerse dominador del partido. A él se unía un Abalde con mayor protagonismo con el balón en las manos, siendo el máximo asistente del inicio.
En el segundo cuarto, Fournier se puso el mono de trabajo, y de forma inteligente fue forzando faltas poco a poco para acercar a su equipo en el marcador. Pero la dinámica volvió a cambiar con la aparición de un gran Hugo González, que, multiplicándose por toda la pista, anotaba 5 puntos valiosísimos para que el conjunto local se fuera arriba en el marcador al descanso.
Tras la reanudación, los de Bartzokas volvieron a ajustar y salieron en tromba para volverse a poner por delante en el marcador. Fournier seguía a lo suyo, y a la fiesta se unió el MVP Vezenkov, timorato y desacertado hasta el tercer acto.
Olympìacos le daba la vuelta al marcador, y el último periodo no podía empezar mejor para los griegos. Papanikolau ponía una cruz desde la esquina derecha de la pista, y anotaba triple tras triple como quien tira tiros libres. La ventaja visitante ascendía hasta los 15 puntos, pareciendo insalvable.
Pero al toque de corneta, y tirando de épica, el Real Madrid con acciones muy acertadas en ambos aros (y también alguna muy desacertada) logró ponerse a dos puntos a 16 segundos del final, y con balón.
¿La última acción? Un triple sin mucha fe de Alberto Abalde tras una atolondrada defensa de los de Bartzokas. Final y Olympiacos sellando su billete a la primera F4 en suelo no europeo de la historia de la competición. Hay que seguir, ahora pensando en la liga, no queda otra.
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